Viví el último programa de Lanata con angustia, con una sensacion de pérdida importante. Una semana más aprecen caer las fichas en su lugar y después de que Ceci me leyera la columna de Alejandro Borenztein puedo terminar de cerrar una idea.
Lanata nos cuidaba. Yo no lo ví los últimos dos años, pero nos cuidaba. Eligió la incomodidad de decir lo que pocos se animaban.
Nos mostró como funcionaba Argentina, nos gustara o no.
Más bien no nos gustó, pero nos sirvió muchísimo. Asume Macri en cuatro días.
No intento idolatrar a Lanata. Es una persona que, como todo el mundo, está lleno de grises y actitudes (muy) discutibles. Y trato de rescatar que se animó a lo que pocos, desde el lugar que todos quieren. Mi visión del periodismo y crónica tiene mucho más que ver con PPT que con lo que sea que predomine estos días.
La ruta del dinero K, lo que pasa en Venezuela y como casi queda en cana allá.
Lo que pasa en el norte de nuestro país.
Metiéndole humor creo que quiso emular a Tato, aunque no es hábil con el humor. Lo suyo es lo frontal, decirte las cosas en la cara y después manejá la verdad como puedas. De la misma manera que Tato nos decía como funcionabamos con humor y elegancia para que nosotros decidamos que hacer con ello, Jorge nos dijo como funcionamos con mucha más crudeza.
Tato no está hace rato.
Lanata se toma un (merecido) respiro.
Ahora me pregunto: quién podrá defendernos?
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